Drupas

cuando lleguemos

Y junto a la ventana es una lavanda quien se balancea e inunda el espacio, pero podría ser frailejón alimentándose de la humedad que carga el viento en el que bailamos.


Y por esto mismo, porque somos de humedad y frío y neblina, llegaremos a Comala ya sin líneas en las manos, porque en Comala no importa lo que diga la vida que se es o que se será, porque en Comala no se es de esa manera que entendemos ser.


Y cuando lleguemos será estruendoso.


Y cuando entremos, incontenibles.


Porque la intensidad del viento que nos arrastra no puede ser un murmullo.
Porque los ladridos de una manada tumultuosa y que ya no teme no puede ser un murmullo.
Porque el latido incesante, después de tantas otras vidas, hace vibrar los tímpanos y arquea la comisura de los labios.
Y así cantamos y bailamos y llegamos.
Fuerte e intenso y eterno.

Así no nos quieran en Comala.
Así, por nosotros, ya no sea Comala.

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Liberación prolongada

Miel.

Los pasos acelerados de quienes van tarde comienzan a romper la barrera que la protege. Primero suave, como si estuviera bajo el agua, flotando bajo el agua, con los ojos abiertos y el pelo alrededor, con los dedos arrugados aún sin necesitarlos porque la nada es solo agua, sin baldosines ni tubos ni escaleras ni cloro, pero así se siente, como cuando se entra fuerte en una piscina real, en donde no se alcanza el piso, en donde apenas penetra la luz porque es tan profunda. Y cae una gota en la superficie, lejos, pero genera una vibración. Leve, perceptible. Entonces se da cuenta de que no lo consiguió. De que lo hizo mal porque lo hizo sin pensar y, al contrario de lo que le piden, seguir pasos y racionalizar procesos es lo que funciona para tener resultados. Y esta vez el resultado fue erróneo, porque no hubo un proceso. Apenas logró garabatear dónde guardaba lo importante, por si alguien quería buscarlo. Luego se hundió en la somnolencia que debía ser lo único que quedara. Luego solo respiró profundo para mantener todo adentro, para que su cuerpo no se traicionara a sí mismo, para que se guardara todo eso que no quería y lo dejara actuar, destruir. Antes incluso de despertar, ya sabía que no lo había conseguido. Que se despertaría. Y entonces los pasos retumban en las paredes y el pecho acelera y, sin abrir los ojos, se cubre de frío y recibe más oxígeno del que requiere y puede sentir cómo palpita todo su cuerpo acelerado. Casi como si, por no querer la vida, todo lo que indica que aún es quiere enseñarle lo que se siente ser. Y nunca la luz de la mañana había tenido tanta nada, nunca había calentado menos, ni brillado menos. Y aún no abre los ojos. Pero se siente, húmeda y fría por el sudor de la noche. Tiembla. No consigue llorar. No consigue abrir los ojos.

Descalza, sin abrirlos, se arrastra.
Apenas hace ruido, lo deja salir todo.
Y el gusto amargo permanece.

—Se te hace tarde —le dice—. Llévate el carro.

Y lo hace.
Se baña. Se lava los dientes. Se lava los dientes. Se lava los dientes. Se maquilla. Tose y recuerda. No quiere abrir los ojos. Tiene que manejar. No quiere abrir los ojos. Se siente enferma. Mejor hoy no voy a la oficina, lo siente, no puede, se siente.

Pero sí fue. Sí condujo. Sí cumplió con el horario y luego regresó. Se lavó los dientes tantas veces, la encía sangró. Pero aún sabe amargo. Amargo por fallar, amargo por no ser lo que se es. Amargo porque la próxima vez. Amargo abrir los ojos cuando al cerrarlos se esperaba el sopor de la nada y el frío del agua. Amargo por la última vez.

Drupas

Tendencia.

disfrazar lo cruel
en poético                                en poesía
negarle su naturaleza
destructiva
que destruye
que es
                              destrucción
(qué es)
destrucción.

embellecerlo
adornarlo
hacerlo bello hacerlo vivo hacerlo vida

encabalgar todo eso que es
y que carcome
envenena
que las líneas no terminen de contar
lo esconden

abusar de la palabra
escrita                                la poesía
para esconder
lo escondo.

Liberación prolongada

15.03.21

Quisiera poder saberse curado. Poder saberse avanzando. Saberse de nuevo.
Le gustaría sentirse diferente, siendo el mismo, pero mejorado. Sin esa corrupción que lo carcome. Sin la criatura que lo mantiene
Jadeando sin aire, sin vida, sin lo que solía ser.

Y ya no sabe, ni se sabe, ni es, ni quiere ser.
No, a veces no quiere ser
solo
Dejarse caer en el sueño inconsciente y en el sabor amargo de las gotas pesadas
como los párpados.
Y tres décadas se siente más todo.
Y tres décadas se sienten como un todo.

Drupas

florista.

Llega de afuera siempre con flores en el pelo. Y las encuentro a veces en las esquinas o flotando en el agua, inmóviles, mientras levitan. A veces las encuentro en mí, prendidas como cucarrones en mis bufandas, en el saco negro, como si me las regalara. Como si al salir al mundo e inhalar la tierra y apoyarse en el pasto sintiera que es bello, tan bello que merece ser visto y vivido por los que no salen. Y las trae siempre que necesito flores, cuando lo de adentro se siente corroído, cuando lo de adentro escuece, hiede. A veces se las queda, las esconde profundo para que no se caigan y yo las encuentre en la noche mientras lo peino, mientras me mira peinarlo con ojos dorados que son galaxias. Y cuando le quito las flores pide verlas, olerlas y me mira y me sonríe con el cuerpo entero. El cuerpo que huele a lavanda, porque cuando no las encuentra afuera, va a la ventana, a la planta que es nuestra, llega con la nariz terrosa y flores blancas y lilas en la barba.

Drupas

[reconocerme en él]

reconocerme en él a pesar de
que en realidad es él quien se reconoce
en mí que no soy más que un reflejo
que lo ha asimilado todo y lo ha hecho
intrínseco a su ser.

que me reconozca
semejante
a pesar de lo que es
solo mío aunque quizás haya sido suyo
primero.

y al reconocernos, sabernos
la misma rama, la misma
sombra y el mismo color.
sabernos uno
aunque seamos.

A Jogs.

Liberación prolongada

Hoy sí tengo miedo

de la tempestad
pero aún más de ese momento previo.
del silencio que consume
como si el silencio pudiera tener hambre, como si fuera una fiera que ha hibernado durante tres décadas, como si no fuera placentero para el alma que duele.
no hay que tener hambre para consumir.
devorar no requiere un estado previo de deshidratación, de salinidad. solo de existencia.
si se es, entonces es posible ser ave de rapiña
así sea de uno mismo.
carroña y carroñero al tiempo.

de viajar al pasado quedándome donde estoy
y solo traer eso que sentía
sentir hoy como fue todo hace días
cientos de días.
pero tan cerca se sienten. Los días y el veneno y el miedo y el ardor.

del litio.
Miedo al tercer elemento y a su toxicidad
ahora sí saber que estoy hecha de toxicidad
y tener una herramienta.
Tan fácil sería.

Tanto miedo

y sueño.

eterno sueño.

Drupas

equivalencia I

En One Tree Hill, el papá de Peyton Sawyer le dice, frente al tema de las relaciones, que lo único que quiere es que pueda estar con alguien que le diga bless you cada vez que estornude.

Me fascinó y lo aplico en mi vida, digo salud cuando alguien estornuda y siento que de esa manera muestro que los escucho, que me preocupan, que estoy atenta. Protección y cuidado y afecto.

En mi mundo, el bless you tras el estornudo se traduciría en quedarse en la mesa hasta que acabe la comida. Solo eso. Que me esperen hasta que termine. Yo sé, como lento, hablo mucho, no mastico eficientemente. Por eso necesito que se queden. Por favor. Hasta que ya solo sean migas.